Croquetas y rituales

En el siguiente artículo resumo un trabajo que realicé el año pasado para la asignatura Antropología Simbólica.

Introducción

La gente se lleva las manos a la cabeza cuando les cuento que sólo como croquetas
una vez al año. Para mí es lo más normal, pero, a medida que he ido creciendo, me he
dado cuenta de que las croquetas no son algo tan especial en el resto de familias.

En mi familia, comer croquetas es una actividad ligada a un ritual que lleva realizándose más de una década.

El ritual consiste en algo muy sencillo: los miembros de mi familia nos reunimos y nos dedicamos a hacer croquetas con la carne que ha sobrado de la cena de año nuevo. Es un proceso muy laborioso (porque requiere de mucha preparación y hacemos mucha cantidad) pero que fomenta la unión familiar y que contiene objetos de estudio tan interesantes como: la comida y su simbología, la tradición, la transmisión de conocimientos o la jerarquía familiar.

Quiénes participan

En primer lugar, mostraré un esquema de parentesco de mi familia y explicaré y
quiénes participan en el ritual y su posición dentro de este:

La división de tareas varía en función de la experiencia de la persona, es decir, de
su edad. Antes de morir, mi abuela Gloria se encargaba de preparar la masa (mezclar
todos los ingredientes y controlar las cantidades) y sus hijas la ayudaban con las tareas
más mecánicas como desmenuzar la carne y posteriormente dar forma a las croquetas.

“Nosotros la ayudábamos a desmenuzar la carne y picarla y ella hacia la masa y luego
nosotros la ayudábamos a empanarlas y darles forma” (Testimonio de mi madre).

Tras la muerte de mi abuela, y tras haber estado observándola durante años,
mi madre y mi tía tomaron el relevo y se encargaron de preparar la masa y el resto (mi
tío, mi padre, mis primos, mi hermano y yo) nos encargamos de las tareas más mecánicas.

Dependiendo del año preparamos las croquetas en una casa o en otra. Estos últimos años
se han elaborado en mi casa. También podemos observar el sesgo de género: son las
mujeres las que se encargan de las tareas culinarias, son las hijas las que relevan las
funciones de la madre. Del mismo modo la responsabilidad no recae sobre los varones (yo y hermano somos los que más hemos continuado la tradición).

En resumen, mi tía, mi tío, mi madre y mi padre son las que han continuado la tradición y los que estamos recibiendo los conocimientos y practicamos más el ritual somos mi hermano y yo.

Croquetas paso a paso

1. En primer lugar, se desmenuza la carne del pavo (sobrante de la cena de Navidad
o de Nochevieja).

*para una versión vegetariana de esta receta se puede sustituir la carne por champiñones, setas, espinacas…

2. Se prepara la masa que consta de: carne, cebolla, harina, leche y una pastilla de
caldo de verduras.

  • Sofreir la cebolla
  • Añadir la carne
  • Añadir la harina y la leche
  • Añadir una pastilla de caldo
  • Remover hasta que tenga la consistencia deseada

3. Se deja enfriar la masa 1 día en la nevera.

4. A continuación sacar la masa de la nevera, dejar reposar un poco y coger dos cucharas. Se toma un trozo de masa y se le da forma con las cucharas (tamaño al gusto, aunque recomiendo que no muy grandes)

5. Se moja este trozo en huevo.

6. Se embadurna en pan rallado y se da forma con las manos.

7. Se colocan las croquetas en un plato y se guardan en la nevera.

8. Cuando llega el momento de comerlas, se fríen en la sartén o se hacen al horno.

De la preparación de la masa se encargan las personas adultas con más conocimiento de la receta (mi madre, mi tía y mi tío) y en la parte más mecánica (dar forma a las croquetas) participamos todos.

El día que mi madre se dedica a preparar la masa la casa se inunda de una fragancia apetecible y acogedora. Todos sabemos que al día siguiente toca preparar croquetas. El día de preparar croquetas es un día de encuentro. Nos sentamos todos a la mesa y nos posicionamos como una cadena de montaje.

Dos personas (normalmente mi padre y mi madre) se encargar de coger trozos de masa y
darle forma con dos cucharas. Esta parte es muy importante ya que determinará la forma
de las croquetas (mi madre siempre nos regaña porque ni mi hermano ni yo conseguimos hacer la forma perfecta).

Durante la preparación charlamos sobre cómo han ido las navidades, sobre cotilleos o sobre la vida en general. Se oye el repiqueteo de las cucharas y música de fondo.

Los encargados de embadurnar las croquetas en pan rayado acabamos las manos llenas de grumos y siempre tienes ganas de lavártelas. Pasamos entre 3-4 horas todos juntos
sentados trabajando, charlando y pasando tiempo en familia.

La ritualidad de la comida

¿Por qué clasificamos esta práctica familiar como ritual? Prestemos atención a
la definición de Kottak (2011, p.320):

Los rituales son formales; estilizados, repetitivos y estereotipados. Los rituales transmiten
información acerca de los participantes y sus tradiciones. Repetidos años tras año,
generación tras generación, los rituales traducen mensajes, valores y sentimientos
duraderos en acciones. Los rituales son actos sociales. 

Teniendo en cuenta esta definición, considero mi tradición familiar de hacer croquetas un ritual. Los rituales constituyen esencialmente actos sociales, son repetitivos y tienen lugar en lugares concretos (la elaboración de croquetas tiene lugar siempre en la misma fecha y se realiza en casa de alguno de los participantes).

Puede que este ritual no incluya órdenes litúrgicos, ni ritos de paso, ni esté directamente relacionado con nada religioso, pero sigue siendo un ritual.

Goffman, desde una perspectiva sociológica, da mucha importancia al ritual
secularizado (secular = no religioso) como referente de vital importancia para la cohesión social (incorpora a los procesos rituales la cotidianidad).

Los ritos de comensalidad suponen un orden, una sintaxis, tanto en la
preparación como en el consumo de los alimentos” (Maury, 2010)

Este tipo de ritos tienen un papel muy importante dentro de la organización familiar pues

a través de estos ritos se instaura ante todo un respeto entre los individuos; respeto prestado y reconocido de forma que facilite el contacto y las respectivas fases situacionales” (Maury, 2010).

Importancia de las croquetas

¿Qué significa este ritual para mi familia?

Esta tradición comenzó cuando mi tía y mi madre se fueron de casa (mi
tía se mudó a Alemania y mi madre a Galicia, por tanto, sólo volvían a casa en
vacaciones). Este ritual requiere de colaboración y por tanto de pasar mucho tiempo juntos.

Durante la elaboración se produce una conversación extensa entre todos los
miembros de la familia y se producen momentos de verdadera apertura emocional y
vulnerabilidad. Estos momentos quizás no se den en otras ocasiones, pero durante este
ritual, después de pasar varias horas realizando la misma tarea junto las mismas personas,
la tensión empieza a desaparecer y parece que hasta sientes inercia por hablar. También
se recuerda a las personas que ya no están, sobre todo a mi abuela.

Esta tradición sigue siendo un punto de reencuentro ya que ahora, en vez de ser
mi madre o mi tía, soy yo la que vive lejos de casa. Para mí este ritual significa mucho,
ya que me permite disfrutar de mucho tiempo de calidad con mis seres queridos y todo el
proceso es realmente reconfortante.

Conclusión

Los rituales forman parte de nuestro día a día. No sólo existen rituales sacralizados
donde se ven claramente los símbolos y somos capaces de identificarlos porque los vemos
desde fuera, sino que también existen rituales sobre lo cotidiano, que no podemos ver
porque participamos de ellos.

Este ritual croquetil va mucho más allá de la elaboración de comida, contiene unión, familia, transmisión cultural, tradición, estructura jerárquica…

Este tipo de rituales son capaces de quedarse plasmados en la impronta de quiénes
participan en él. Para mí la Navidad es hacer croquetas con mi familia y mancharse los
dedos de pan rayado y huevo. Tendré siempre grabado en mi memoria las tardes en el
salón por la tarde cuando ya ha anochecido, todos juntos haciendo croquetas y hablando sin parar y bromeando sobre cómo no quiero darle croquetas a nadie, porque las quiero todas para mí.

Bibliografía

Augé, M., & Colleyn, J. (2005). Qué es la antropología (1a ed.). Paidós.

Baez Cubero, L. (2014). Cocinar para los dioses. Comida ritual y alteridad entre
los otomíes orientales de Hidalgo (México). Nuevo Mundo Mundos Nuevos.
Consultado el 26/1/2022 desde https://doi.org/10.4000/nuevomundo.66718

Contreras, J. (1992). Alimentación y cultura: reflexiones desde la
Antropología. Revista Chilena De Antropología, 11, 95-111. Consultado el
26/1/2022 desde https://doi.org/10.5354/0719-1472.1992.17643

Harris, M. (1997). Introducción a la Antropología General (7a ed.). Alianza
Editorial.

Kottak, C. (2011). Antropología Cultural (14a ed.). McGraw-Hills.

Maury, E. (2010). Ritos de comensalidad y espacialidad. Un análisis antropo-
semiótico de la alimentación. Gazeta De Antropología, 26(2).

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